martes, 21 de julio de 2015

SOY PILGRIM. TERRY HAYES

Editorial Salamandra. Págs. 862. 2015


S.G.López


Sin duda, las recomendaciones que aparecen en la contraportada de este libro hacen justicia a su contenido. Este apasionante thriller entierra definitivamente los viejos relatos de la Guerra Fría, con una visión demoledora del mundo contemporáneo. Desde las amenazas terroristas de carácter fundamentalista, pasando por la guerra biológica, por el Despacho Oval, por lobos solitarios que consiguen diseñar sus sofisticadas y nuevas armas gracias a la información de acceso público en internet, la extraordinaria movilidad de los enemigos globales y sus sofisticados arsenales a través de las fronteras, conseguidos como gangas en el mercado electrónico global, por la inquietante vulnerabilidad de los datos personales en cualquier rincón del planeta, los crímenes por dinero, el atentado del 11-s, o los extraños maridajes entre regímenes políticos, grupos terroristas, señores de la guerra, traficantes de armas y de drogas, pueblan una obra que hipnotiza desde la primera página hasta la última, en un ritmo que deja sin aliento al lector por su excelente tensión narrativa en cada párrafo.

“Los vertiginosos avances de la industria biotecnológica hacían que el mercado estuviera inundado de equipos como aquéllos, más lentos y de peor calidad, pero a muy buen precio”. “En las páginas digitales de la revista Anales de Virología figuraba un artículo sobre un experimento llevado a cabo en un laboratorio del norte del estado de Nueva York. Por primera vez en la historia se había diseñado una forma de vida partiendo sólo de sustancias químicas que pueden comprarse en cualquier sitio, y todas ellas por unos pocos cientos de dólares”. “Actualmente hay tanta gente en este puto planeta que no somos más que eso: frases de código en un disco duro. Si se eliminan esas frases ya no existimos, y si se ponen somos alguien. ¿Qué quiere un cargo de profesor? No tiene más que decirme de qué universidad. ¿Qué necesita cien millones de pavos? Espere que manipule un pequeño código binario. A propósito, puede llamarme Dios si quiere”.

Un libro magnífico para disfrutar de un thriller de calidad y de paso entender mejor el mundo en el que vivimos. Este planeta poblado de millones de smartphones cuyos propietarios autorizan pasivamente, y seguro que ignorantes, el acceso a su cámara o micrófono, sus contactos, sus correos electrónicos, sus visitas a google, de compañías desconocidas que hacen negocio con sus datos e imágenes. Este mismo mundo que obliga a redes sociales como Telegram, con más de 65 millones de usuarios, a trasladarse cada año a un país diferente para dificultar su vulnerabilidad. Un mundo mucho más complejo que aquel separado por el viejo muro berlinés.

Nunca he entendido eso de las lecturas de verano, pero si quieren un plato fuerte de emociones para estos días de calor y asueto, agarren este libro y devoren sus páginas.

Un libro muy recomendable

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