Editorial
Salamandra. Págs. 862. 2015
S.G.López
Sin
duda, las recomendaciones que aparecen en la contraportada de este libro hacen
justicia a su contenido. Este apasionante thriller entierra definitivamente los
viejos relatos de la Guerra Fría, con una visión demoledora del mundo
contemporáneo. Desde las amenazas terroristas de carácter fundamentalista, pasando
por la guerra biológica, por el Despacho Oval, por lobos solitarios que
consiguen diseñar sus sofisticadas y nuevas armas gracias a la información de
acceso público en internet, la extraordinaria movilidad de los enemigos globales
y sus sofisticados arsenales a través de las fronteras, conseguidos como gangas
en el mercado electrónico global, por la inquietante vulnerabilidad de los
datos personales en cualquier rincón del planeta, los crímenes por dinero, el
atentado del 11-s, o los extraños maridajes entre regímenes políticos, grupos
terroristas, señores de la guerra, traficantes de armas y de drogas, pueblan
una obra que hipnotiza desde la primera página hasta la última, en un ritmo que
deja sin aliento al lector por su excelente tensión narrativa en cada párrafo.
“Los
vertiginosos avances de la industria biotecnológica hacían que el mercado
estuviera inundado de equipos como aquéllos, más lentos y de peor calidad, pero
a muy buen precio”. “En las páginas digitales de la revista Anales de Virología
figuraba un artículo sobre un experimento llevado a cabo en un laboratorio del
norte del estado de Nueva York. Por primera vez en la historia se había
diseñado una forma de vida partiendo sólo de sustancias químicas que pueden
comprarse en cualquier sitio, y todas ellas por unos pocos cientos de dólares”.
“Actualmente hay tanta gente en este puto planeta que no somos más que eso:
frases de código en un disco duro. Si se eliminan esas frases ya no existimos,
y si se ponen somos alguien. ¿Qué quiere un cargo de profesor? No tiene más que
decirme de qué universidad. ¿Qué necesita cien millones de pavos? Espere que
manipule un pequeño código binario. A propósito, puede llamarme Dios si
quiere”.
Un
libro magnífico para disfrutar de un thriller de calidad y de paso entender
mejor el mundo en el que vivimos. Este planeta poblado de millones de
smartphones cuyos propietarios autorizan pasivamente, y seguro que ignorantes,
el acceso a su cámara o micrófono, sus contactos, sus correos electrónicos, sus
visitas a google, de compañías desconocidas que hacen negocio con sus datos e
imágenes. Este mismo mundo que obliga a redes sociales como Telegram, con más
de 65 millones de usuarios, a trasladarse cada año a un país diferente para
dificultar su vulnerabilidad. Un mundo mucho más complejo que aquel separado
por el viejo muro berlinés.
Nunca
he entendido eso de las lecturas de verano, pero si quieren un plato fuerte de
emociones para estos días de calor y asueto, agarren este libro y devoren sus
páginas.
Un
libro muy recomendable
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