martes, 9 de junio de 2015

EL GRAFITI DE FIRMA. Fernando Figueroa Saavedra.

Editorial. MINOBITIA, 2014. Págs. 358



Jorge Riet


Fernando Figueroa, doctor en historia del arte, artista, actor, novelista, monitor de ajedrez e incluso clown, que ya nos sorprendió con su magnífico libro que tituló Graphitfragen, ahora se supera en su última obra, que de nuevo dedica a descubrir e interpretar el mundo del grafiti. Arrancando desde la antigüedad, Figueroa nos invita a un brillante recorrido histórico que alcanza hasta sus sólidos argumentos sobre el presente, que persiguen desterrar los prejuicios que abundan sobre esta actividad cultural que se suele condenar como una expresión marginal y gamberra de jóvenes adictos a ensuciar paredes, ignorando su virtud como medio de expresión dominado por la reivindicación de la libertad y la denuncia de la injusticia.

Pero entre los abundantes méritos intelectuales que suelen acompañar a la obra de este autor, también hay que destacar su magnífica prosa, su fluidez narrativa, su capacidad de seducir al lector aunque sea un absoluto ignorante de los temas sobre los que Figueroa reflexiona. Cómo no gozar con párrafos como “hoy por hoy se sitúa en la línea de frente de la consagración del sueño del “hombre blanco”, ese mundo higiénico ordenado bajo el patrón del ángulo recto y el blanco inmaculado que aboga por la domesticación y sumisión del espíritu humano y de la diferencia cultural dentro de los límites de la industria y el mercado”.


Figueroa cierra su propio prólogo esperando que su lectura sea de provecho y no sólo haya servido para reflexionar sobre el grafiti. Es evidente que su libro, sus ideas, descripciones y reflexiones, son toda una orgía de posibilidades para pensar en libertad y para ir mucho más allá de la sucesión de palabras que se desparraman por sus páginas. Una fantástica oportunidad para, como señala el propio autor, afrontar el reto que el autor nos lanza cuando se interroga sobre el ser humano contemporáneo,  “¿en qué medida volver a ser lo que fueron en sus inicios, recuperar sus raíces y sus almas de niños con corazones de hombre?”  Un libro que es una fiesta de la libertad de pensamiento y que es coherente incluso en sus últimas palabras, porque termina con algo tan democrático y respetuoso con el lector como una sencilla pregunta que resulta a la vez una excitante provocación intelectual, ya puestos a reflexionar sobre cómo recuperar espacios de libertad perdidos es imprescindible asomarse al vértigo apasionante de preguntarse “¿en qué medida?”. 

Un libro recomendable



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