Editorial. MINOBITIA, 2014. Págs. 358
Jorge Riet
Fernando Figueroa, doctor en historia
del arte, artista, actor, novelista, monitor de ajedrez e incluso clown, que ya
nos sorprendió con su magnífico libro que tituló Graphitfragen, ahora se supera
en su última obra, que de nuevo dedica a descubrir e interpretar el mundo del
grafiti. Arrancando desde la antigüedad, Figueroa nos invita a un brillante
recorrido histórico que alcanza hasta sus sólidos argumentos sobre el presente,
que persiguen desterrar los prejuicios que abundan sobre esta actividad
cultural que se suele condenar como una expresión marginal y gamberra de
jóvenes adictos a ensuciar paredes, ignorando su virtud como medio de expresión
dominado por la reivindicación de la libertad y la denuncia de la injusticia.
Pero entre los abundantes méritos intelectuales
que suelen acompañar a la obra de este autor, también hay que destacar su
magnífica prosa, su fluidez narrativa, su capacidad de seducir al lector aunque
sea un absoluto ignorante de los temas sobre los que Figueroa reflexiona. Cómo
no gozar con párrafos como “hoy por hoy se sitúa en la línea de frente de la
consagración del sueño del “hombre blanco”, ese mundo higiénico ordenado bajo
el patrón del ángulo recto y el blanco inmaculado que aboga por la
domesticación y sumisión del espíritu humano y de la diferencia cultural dentro
de los límites de la industria y el mercado”.
Figueroa cierra su propio prólogo esperando
que su lectura sea de provecho y no sólo haya servido para reflexionar sobre el
grafiti. Es evidente que su libro, sus ideas, descripciones y reflexiones, son
toda una orgía de posibilidades para pensar en libertad y para ir mucho más
allá de la sucesión de palabras que se desparraman por sus páginas. Una
fantástica oportunidad para, como señala el propio autor, afrontar el reto que
el autor nos lanza cuando se interroga sobre el ser humano contemporáneo, “¿en qué medida volver a ser lo que fueron en
sus inicios, recuperar sus raíces y sus almas de niños con corazones de hombre?”
Un libro que es una fiesta de la
libertad de pensamiento y que es coherente incluso en sus últimas palabras,
porque termina con algo tan democrático y respetuoso con el lector como una
sencilla pregunta que resulta a la vez una excitante provocación intelectual, ya
puestos a reflexionar sobre cómo recuperar espacios de libertad perdidos es
imprescindible asomarse al vértigo apasionante de preguntarse “¿en qué medida?”.
Un libro recomendable
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